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20 de septiembre de 2011

Influencia del carácter del hombre sobre su perro

Durante un entreno en 1981
Perro y amo I
Los perros tienden a reproducir distintas pautas del comportamiento de sus amos por observación e imitación. El perro se pasa la mayor parte del tiempo observando a su amo y aprendiendo sus pautas de comportamiento más destacables. Cuanta más estrecha sea la relación entre el animal y el hombre, mayor será la influencia que recibirá el primero del segundo. Los propietarios de perros saben que éstos se parecen a sus dueños. La mayoría piensa también, erróneamente, que dicha apariencia se extiende al aspecto físico. En películas cómicas, o en tiras dibujadas se caricaturiza, muchas veces, esta interrelación y no es difícil observar a un hombre rechoncho, con cara de ‘malas pulgas’ que se hace acompañar por un bulldog con aspecto agresivo.
La imagen de un guarda con su perro sigue esta misma pauta en determinadas comedias cinematográficas, y si no se muestra esa pretendida similitud entre los respectivos aspectos físicos, se ofrecen paralelismos estereotipados sobre diversos elementos del comportamiento. Así se considera que una damisela elegante y educada tiene que ir precedida de un caniche enano, blanco, lustroso, con buenos modales y con el corte de pelo a la moda, por citar un ejemplo ilustrativo e irónico.
Lógicamente, esta aparente relación entre el aspecto físico del perro y su dueño no es más que una convención cultural o invención artística. Esta circunstancia, cuando se produce, únicamente se debe al azar o al mismo convencimiento -quizá inconsciente e influido por las modas y la sociedad- del hombre en el momento de elegir a una determinada raza canina, escogiendo generalmente aquella que supone debe de estar más en consonancia con la imagen que tiene de sí mismo.
Estas creencias se hacen extensivas igualmente al comportamiento y se sabe que una persona nerviosa tendrá un perro que también será nervioso o fácilmente excitable. Todos aceptan de buen grado esta idea y no se extrañan de tal semblanza. Hasta el momento, estos paralelismos figuraban únicamente entre las creencias populares, sin que hubiera evidencias científicas. Ahora se han podido establecer metodologías y mediciones estadísticas que ofrecen como resultado la posible existencia de tales influencias conductuales, sobre todo en determinados rasgos del carácter.
Por otra parte, desde hace algunos años se aplican distintas terapias ocupacionales o asistidas por animales, especialmente con perros, con notable éxito. Un ejemplo típico lo constituye el perro-guía para invidentes. El empleo de perros para personas sordas ha contribuido también a confirmar la gran labor de estos animales al servicio del hombre.
Últimamente, la utilización de perros en terapias de distinta índole experimenta un auge importante en varios países y cada vez son más las instituciones y profesionales que se interesan por estos temas y admiten perros para contribuir a mantener y a mejorar la salud. Hasta ahora se han usado animales sin apenas conocerse los mecanismos y las causas que los convierten en estos espléndidos colaboradores del hombre.
En las ponencias presentadas por Toni Pere en los congresos de Etología se han indicado unas pautas sobre cómo y por qué actúan los perros y de qué forma puede existir la interrelación de comportamientos entre el hombre y su animal utilizando la observación directa, y una metodología científica que tiene como base los principios biológicos. A estos principios se añaden también aquellos condicionantes y variables culturales creados por el hombre a lo largo del dilatado proceso de domesticación de los animales.
No sólo es importante saber que los animales pueden contribuir a mantener la salud humana, sino que también es necesario conocer las distintas circunstancias por las que se convierten en aliados y seres tan útiles para la humanidad./A. Pedro (Continúa)